"Ustedes oren de esta manera..."
Al final de la oraciòn, Jesùs recalca la importancia del perdòn, y es que el perdòn y la oraciòn van de la mano. De ahì que en la oraciòn no debemos buscar un simple medio para obtener cosas, sino tambièn para amar. Orar es un diàlogo de amor. Y quien està unido a Dios en la oraciòn, lo està con toda la Iglesia Universal.
Antes de enseñar a sus discìpulos sobre la relaciòn que debe tener el cristiano con su creador, llamàndole certeramente Padre, advierte a tener cuidado de la falsedad o hipocrecìa de quienes buscan ser vistos y contemplados como si fueran doctos y santos en las calles. Es como esos que se nos pitan a veces de grandes sabios y destilan por los poros ignorancia en su trato humano, que suele ser asqueroso. No se puede promover el bien ejerciendo una mala praxis pastoral con quienes conviven con nosotros desde la cotidianidad.
Acercarse a la oraciòn con humildad es signo de la Cruz que recibimos el mièrcoles de ceniza, del polvo somos y al polvo volveremos. No olvides eso, pues si la vida te da la enmienda, aprovèchala. Y si a alguien has fallado, pìdele perdòn. No sea que mañana, jamàs llegò.
Josè Miranda, laico dominico.
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