“¿De què sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?”.
Esta pregunta vale la pena resolverla. Hoy en día andamos tras los fantasmas que el mundo nos ha querido imponer, como el éxito, la fama, la comodidad, la impunidad, etc. Esto casi que ha deshumanizado al mundo. Podemos y debemos aprovechar lo que la època nos ofrece, tecnológicamente hablando, pero nunca jamàs pasando por encima de la dignidad de los demás. Quien con su trabajo ha salido adelante, merece lo que tiene. Quien con sus amaños ha escalado en la vida, merece el vacío y la poca paz que goza. Si tomas tu cruz, no es para que sufras sino para que te santifiques en el día a dìa. Evalúa que esa sea la cruz verdadera. Solo en la renuncia de sì mismo, la cruz es la justa medida de tu vida. Quien busca la auto complacencia, siempre estará insatisfecho. Y ojo, esto no significa que tengas todo que quieras ni que siempre salgas librado de tus malas andanzas.
Cada vez me percato màs que en este tiempo relativista, sòlo los valientes caminan con la frente en alto el dìa a día, sino haz una simple pregunta, ¿cómo estás?, la respuesta popular dicta que “bien”, pero los que viven con su cruz la santidad de lo cotidiano, dicen sin dudar “feliz”. Y tù, ¿còmo estas?... sè honesto.
Cada vez me percato màs que en este tiempo relativista, sòlo los valientes caminan con la frente en alto el dìa a día, sino haz una simple pregunta, ¿cómo estás?, la respuesta popular dicta que “bien”, pero los que viven con su cruz la santidad de lo cotidiano, dicen sin dudar “feliz”. Y tù, ¿còmo estas?... sè honesto.
Josè Miranda, laico dominico
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