jueves, 22 de enero de 2015

Importancia del estudio del laicado católico para anunciar el evangelio y transformar nuestra realidad (4a. Parte)

Exigencias
Desde este punto lo que se aborda es sòlo compromiso. Palabra que a muchos ofende o lastima. Pero los resultados se dejan ver. Gente cuyo compromiso es inexistente siguen en las mismas años tras año, quienes no asumen el reto de salir de la mediocridad o tibieza, siguen engañados en sus ser y lo reflejan en su hacer y pensar. En síntesis, se conforman a no pertenecer. La formaciòn del laico es un derecho y un deber, si un clérigo no puede o quiere darla, entonces se deben buscar las instancias pertinentes y exigir al obispo nos la proporcione, dando evidencias y testimonio por parte de aquellos que presentan el reclamo, con nombre y apellido, sobre la inefectividad de las estrategias antes tomadas. Tampoco se trata de enjuiciar a medio clero, si se hace una denuncia, sea coherente con el hacer y aprovechamiento de los laicos. No se puede buscar al obispo para divagar asuntos particulares que se debieron tratar con el clérigo en cuestión. De igual manera, si un laico no ha querido ni da luces de querer, cualquier queja sonará infantil.

En cambio, este laico que tiene apertura a una formaciòn integral, merece recibirla. Es obligación del clero satisfacer a dichas necesidades, de hambre y sed de conocimiento, o buscar quièn le asesore de manos de su obispo. El párroco, a su vez, evaluará si los resultados han sido o no satisfactorio para continuar el proceso formativo o buscar un mejor asesoramiento, de manos de su obispo.

He tenido satisfactorias experiencias al ver a sacerdotes y religiosos/as con larga trayectoria en su ministerio, sentados y tomando apuntes en temas sobre Fundamentos en la fe, Cristologìa, Liturgia, Moral Cristiana, etc.
El formador debe estar apegado a las enseñanzas del Magisterio, los católicos coherentes rechazamos a cuánta persona diga o haga disparates en asuntos doctrinales ya resueltos, sea o no laico. Si a tì o a mì nos gusta el cafè a media mañana, con dos o tres de azùcar, con crema o sin ella, son gustos personales, en ese campo podemos tener opinión, pero, en cuànto a la Doctrina, lo que te parezca o como lo creas entender, no pesa una pluma. Precisamente por andar creyendo que mi opinión, en asuntos que superan mi comprensiòn y no sometiéndome a quien sabe lo que es correcto y coherente (El Magisterio), nos da un porque han surgido más de 66,000 sectas protestantes a la fecha, a riesgo de quedarme corto con el dato. Ese libre querer sin saber ni comprender, da por resultado la miserable ignorancia.

José Miranda, Laico Dominico
Pontifico Instituto Catequético, Escuela de la Fe

San Salvador, El Salvador.



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