Los tomistas enseñan lo siguiente_ Dios no se limita a conservar las fuerzas libres o no libres del agente creado. Mediante una influencia ejercida sobre la fuerza creada, hace que ésta pase de la mera y quieta posibilidad a la realidad activa, de la potencia al acto. En efecto, para que una fuerza dada se convierta en actividad se precisa para ello un impulso divino especial. Así como el obrar humano no puede existir sin la cooperación directa de Dios, así tampoco el comienzo del obrar humano podría darse si faltase la intervención directa divina.
La influencia de Dios precede a la actividad de la criatura, no temporalmente, pero si en el orden objetivo (praemotio). La iniciativa divina tiene la primacía sobre la creada. Lo mismo que Dios está por encima de todo lo creado, así también la actividad divina es superior a la actividad creada. La iniciativa divina abarca y mueve la iniciativa de la criatura. A la intervención divina se debe el que el hombre pueda comenzar a obrar.
La influencia divina convierte la potencia en acto, la disposición en actividad, y permanece presente mientras dura la actividad de la criatura. La “cooperación” de Dios es una actividad predeterminante, en cuanto que Dios no sólo comunica un impulso a la potencia creada, sino que también la mueve hacia un fin determinado (praedeterminatio). La intervenciòn divina es de por sí internamente efectiva, de modo que el efecto intentado surge con seguridad infalible. (Michael Schmaus)
La influencia de Dios precede a la actividad de la criatura, no temporalmente, pero si en el orden objetivo (praemotio). La iniciativa divina tiene la primacía sobre la creada. Lo mismo que Dios está por encima de todo lo creado, así también la actividad divina es superior a la actividad creada. La iniciativa divina abarca y mueve la iniciativa de la criatura. A la intervención divina se debe el que el hombre pueda comenzar a obrar.
La influencia divina convierte la potencia en acto, la disposición en actividad, y permanece presente mientras dura la actividad de la criatura. La “cooperación” de Dios es una actividad predeterminante, en cuanto que Dios no sólo comunica un impulso a la potencia creada, sino que también la mueve hacia un fin determinado (praedeterminatio). La intervenciòn divina es de por sí internamente efectiva, de modo que el efecto intentado surge con seguridad infalible. (Michael Schmaus)
No hay comentarios:
Publicar un comentario