Yo soy una voz que clama en el desierto” (Jn 1, 23) Así comenzó hace ya más de 500 años el famoso sermón que realizo Fray Anton de Montesinos OP en nombre de la comunidad dominica en Santo Domingo durante la época colonial.
Su sermón contiene tal fuerza, que a pesar del tiempo no se ha callado. Las condiciones de esclavitud que denunciaban estos valientes frailes no difieren de las nuevas formas de esclavitud en el siglo XXI.
El Papa Francisco durante la Jornada Mundial por la Paz, que tuvo lugar este 1 de Enero, denuncio los nuevos rostros de la esclavitud: trabajadores oprimidos, emigrantes privados de libertad, prostitución, trafico de órganos y secuestros.
Nuestra patria no es ajena a estas realidades, las vivimos a diario en las comunidades, pero como lo dice San Pablo: el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad. (2 Timoteo 1,7)
Como católicos estamos llamados a hacer nuestras las palabras de Santa Catalina de Siena: ¡Basta de silencios!¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!
Luis Chacón, Laico dominico
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